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Epidemia de Iglesias


«De cada tres salvadoreños, uno se dice ser evangélico y si acá hay más de dos millones de cristianos evangélicos, deben haber unas 9600 iglesias»

Este es un extracto tomado de un interesante artículo de hace un par de años publicado por “El Diario de Hoy”, uno de los dos matutinos de mayor circulación e influencia en El Salvador, y no introduce perfectamente al tema de esta ocasión.

Según el sondeo realizado por el Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop), de la UCA, «con el propósito de conocer la afiliación y práctica religiosa» de los salvadoreños, que se llevó a cabo entre el 12 y el 26 de junio y con una muestra de 1260 personas, «la mitad de la población (50.4%) sigue profesando la religión católica; mientras el 38.2% se declara cristiano evangélico; el 8.9% dice no tener religión y el restante 2.5% pertenece a otras denominaciones religiosas».

Arriba encontramos una buena “fotografía” de los números a finales del año 2009. El artículo también menciona que el porcentaje de cristianos evangélicos se ha casi duplicado en los últimos once años.

“Epidemia de Iglesias” suena un poco fuerte quizás para el título de esta entrada, sin embargo es lo que podemos ver que está sucediendo en nuestro país. No sólo lo dice este artículo, o los estudios del IUDOP, sino el hecho que en El Salvador uno puede encontrar en una misma cuadra dos o incluso más iglesias. Si no me creen les comparto este ejemplo. Yo tengo la oportunidad de pastorear en una iglesia que se llama “Seguidores de Jesús” y en una distancia de 5 minutos caminando uno puede llegar a por lo menos cinco iglesias. Estamos llenos de iglesias en el país, por eso ocupo la palabra “epidemia” para ejemplificar de la mejor manera lo que estamos viviendo.

Ahora bien, con esto no estoy diciendo que las iglesias son malas y que deberíamos de comenzar a cerrarlas. Sino que para la cantidad de iglesias o congregaciones y para la cantidad de “cristianos” o “creyentes” que hay, nuestra sociedad debería ser totalmente diferente. Porque en lugar que todos estos números tengan una influencia positiva en los índices de delincuencia, corrupción, maltrato familiar, drogadicción, violaciones, divorcios, familia disfuncionales; vemos como en estos últimos once años han crecido a la par de cada iglesia que abría sus puertas. Es lamentable ver este cuadro, pero es la triste realidad. Más iglesias, más cristianos, pero en nuestro país y nuestro entorno. ¡ALGO ESTA MAL!

Personalmente creo que parte del problema es que muchas personas lo único que están haciendo es cambiar de religión o de tradición. Si a esto le sumamos que muchas de estas iglesias lo que hacen es entretener a la gente o sacarle el dinero. Claro está que tanto en la iglesia católica, a la cual respeto mucho, y en la evangélica hay iglesias muy sanas y líderes responsables, pero lamentablemente no son la mayoría.

En este país debemos dejar de creernos la mentira de que somos un país cristiano y debemos de empezar a actuar como tales. Ya oramos mucho, ya levantamos mucho, ya es hora que comencemos a vivir como verdaderos seguidores de Jesús. Es tiempo de crear una nueva cultura dónde nuestros hijos puedan crecer sin temores, sin peligros, y dónde puedan disfrutar su niñez y juventud. Las iglesias deben de preocuparse por hacer discípulos, por predicar la Palabra de DIOS, más que por hacer eventos todos los meses. Nuevamente sostengo, los eventos no son los malos, lo malo es que hemos olvidado el propósito de todo, y es por eso que tenemos el país lleno de iglesias y de cristianos de nombre, de fachada.

Quiero terminar diciendo que un verdadero seguidor de Jesús, un verdadero cristiano, es aquel que además de orar, además de ir los domingos a la iglesia, además de ir a conciertos y eventos, es aquel que impacta positivamente su sociedad y cultura, es aquel que ama a DIOS por sobre todas las cosas y a su prójimo, es aquel que no se queda en palabras sino que las pone en práctica. Cuando El Salvador tenga 2 millones de esos cristianos, entonces y sólo entonces veremos una sociedad diferente.

Aquí pueden leer el artículo completo: http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=6358&idArt=4362857

¿Qué estás haciendo tú por la sociedad?


Todos nosotros aunque individuos, somos parte de una sociedad en la que vivimos. Todos trabajamos con personas, estudiamos con otros, tenemos familia, nos topamos con otras personas al ir por la calle, en el bus, o en los centros comerciales. Somos parte de una sociedad y todos somos artífices de qué tipo de sociedad es en la que vivimos.

Algunas sociedades son más ordenadas que otras,  más grandes en comparación a otras, más limpias, más ricas, o más violentas. Lo interesante de todo esto es que todos y cada uno de nosotros podemos influir en el tipo de sociedad en la que vivimos. No estoy proponiendo que todos nos hagamos alcaldes, diputados, presidente o políticos, sino más bien, quiero despertarte a la realidad que en el camino de tu vida puedes desde dónde estás dejar tu huella en el circulo que te rodea.

Tú puedes influir grandemente en la vida de muchos, tu familia, amigos, compañeros de trabajo o de estudio, vecinos, conocidos, clientes, proveedores, colegas, personas que te atienden en algún lugar, en fin, son muchas las personas que tú podrías impactar al final del día. Tu puedes cambiar el ambiente de un lugar de tenso a relajado, de triste a alegre, de doloroso a esperanzador. Es más no creo simplemente que podemos hacerlo, sino que miro que es nuestro deber hacerlo. Muchas veces en el camino de nuestra vida nos vamos a encontrar con la oportunidad de hacerlo.

En las Escrituras encontramos muchos consejos que nos ayudan en nuestro camino, muchos de ellos son para nuestro beneficio. Sin embargo tengo que señalar que la literatura bíblica también nos aconseja constantemente a velar por la sociedad en la que vivimos.  Nos anima una y otra vez a buscar el bien estar de los demás, de mi prójimo. La Biblia nos recuerda que no somos extraterrestres, sino que vivimos en comunidad y hay que procurar ser de bendición para la comunidad en la que vivimos y no de maldición.

Jesús dijo unas palabras muy poderosas al respecto de este tema: Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.” http://www.biblegateway.com/passage/?search=mateo%205&version=NVI

Creo invariablemente que si todos trabajáramos por la paz nuestra sociedad fuera diferente. Todos somos responsables de buscar la paz con todos aquellos que nos topemos en nuestro camino. Al buscar la paz, viviremos en paz.

¿Qué estás haciendo tú para trabajar por la paz? Esta es una pregunta que todos deberíamos poder contestar. Te invito a que evalúes tu caminar y veas que estás haciendo por buscar la paz con quienes te rodean. ¿Qué haces para trabajar por la paz en tu trabajo, en tu hogar, en tu entorno?

Quiero compartir contigo unas 3 maneras como puedes trabar por la paz en tu sociedad a lo largo de tu camino:

1.       Dando una respuesta amable en todo momento. Esto es lo que dice Proverbios:

La respuesta amable calma el enojo,  pero la agresiva echa leña al fuego. http://www.biblegateway.com/passage/?search=Proverbios+15&version=NVI

2.       Perdonar toda ofensa. Así lo pone el libro de sabiduría:

El que perdona la ofensa cultiva el amor;  el que insiste en la ofensa divide a los amigos. http://www.biblegateway.com/passage/?search=proverbios%2017&version=NVI

3.       Involúcrate en alguna actividad u organización que trabaje por la paz. Esta es otra manera activa que puedes hacer para ayudar a tu sociedad

Para finalizar te lanzo nuevamente la pregunta ¿Qué estás haciendo tú para trabajar por la paz? Espero leer tu respuesta.

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Ya no soporto a mi vecino, ¿qué hago?


Muchos de nosotros tenemos más de un vecino de esos que parecen una plaga. Me refiero a esos queridos vecinos que nos hacen la vida imposible y que nos hacen estresarnos más cada vez que llegamos a nuestras casas después de un día largo de trabajo o de estudio.

Estos vecinos son los especialistas en dejarnos su carro tapando nuestra cochera o en nuestro lugar de parqueo cuando vamos tarde para algún evento muy  importante. Nuestros queridos vecinos también tienen la habilidad o destreza de lograr que su basura llegue a la fachada de nuestra casa como por arte de magia. No se nos olvide de las fiestas con música a todo volumen los días de semana cuando alguien de nuestra familia trata de dormir o de estudiar. No podemos dejar de mencionar las carotas que muchas veces nos paran sin que nosotros sepamos la razón motivo o circunstancia. No olvidemos al vecino que tiene mascota y hace de nuestra casa su servicio sanitario. En fin, pudiéramos seguir enumerando razones por las cuales nuestros vecinos son únicos y que nos hacen volvernos locos hasta el punto de no saber qué hacer con ellos.

Muchas veces lo que se opta por hacer con estos “adorados vecinitos” es sacarles el aire de las llantas de sus carros, llamar al CAM, tirarles la basura de regreso enfrente de casa, o devolverles la gracia de su mascota, incluso llegamos a ponerles la música a todo volumen en la mañanita para desquitarnos la que nos hicieron la noche anterior. Esta situación es tan lamentable que el año pasado en nuestro bello país, un hombre llegó al extremo de matar a su vecino por problemas con el parqueo del carro. Esta noticia le dio vuelta a nuestro país y refleja la violencia que impera en nuestro querido terruño. La pregunta es entonces ¿Qué hago?

Pues las Escrituras nos animan a amar a nuestro prójimo y en este caso nuestro prójimo es nuestro vecino. Si nosotros entendemos que debemos amar a nuestros vecinos, sean estos buenos o malos, estoy seguro que nuestra sociedad fuera diferente. Tendríamos una sociedad en paz y armonía comenzando desde nuestros vecindarios. Comparto con ustedes los siguientes versos que nos muestran cual debe de ser nuestra actitud con nuestros vecinos:

Porque los mandamientos que dicen: «No cometas adulterio», «No mates», «No robes», «No codicies», y todos los demás mandamientos, se resumen en este precepto: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.»10 El amor no perjudica al prójimo. Así que el amor es el cumplimiento de la ley. http://www.biblegateway.com/passage/?search=Romanos%2013&version=NVI

DIOS nos ha dado la instrucción que necesitamos para poder vivir en paz y sin violencia. Cuando nos percatemos de eso, todo será diferente. Nosotros podemos colaborar para tener una sociedad diferente. No todo es responsabilidad de la policía, de los partidos políticos o del gobierno, nosotros también podemos influenciar en nuestra sociedad.

Así que en lugar de actuar con violencia y buscando desquitarnosla, hay que demostrarle a ese vecino amor. en lugar de tirarle basura o ponerle la radio a todo volumen hay que buscar demostrarle amor y tolerancia aún y cuando «no se lo merezcan», ya que del mismo modo y sin merecerlo DIOS no amó a nosotros. ¿Qué opinan ustedes? ¿Creen ustedes que podemos ayudar a que nuestra sociedad y nuestra nación cambien? Espero sus comentarios.